sábado, 22 de enero de 2011

Rescatando al gran pulmón verde de La Serena

Con un mega proyecto de $6 mil millones se pretende revivir uno de los centros de esparcimiento más concurrido por los vecinos serenenses.


Ruth Casanga - La Serena

"Se está muriendo porque no tiene agua y cualquier día va a haber un incendio”.  “Cualquier ciudad del mundo quisiera tener un área verde como ésta”.“Existe falta de voluntad política de la administración municipal para protegerlo”.
Éstas son sólo algunas de las frases que reflejan el sentir de cientos de serenenses que lamentan el actual estado de deterioro del “pulmón verde” más importante que tiene la ciudad: El parque Coll.
La abundante flora del recinto se convierte día a día en un árido y estéril terreno, completamente opuesto al vergel que en algún momento fue.
Los tamarugos, quisquitos, cactus y chañares dejan de ser un vestigio de la vegetación nativa de la zona y paulatinamente los desperdicios lanzados por los vecinos de sectores colindantes van ganando terreno.
“En reiteradas oportunidades hemos venido a limpiar el cauce que posee el parque y cada vez son más insólitas las cosas que encontramos. La última vez tuvimos que mover colchones, livings, televisores hasta lavadoras”, cuenta Horacio Tobar, un vecino del sector del canal La Pampa, que corre por ahí.

¿Y el 18?
Corre la década de 1980. Faltan pocos días para celebrar las Fiestas Patrias y decenas de familias serenenses repletan el parque. Los niños hacen travesuras junto al canal, otros juegan a la pelota mientras los más grandes preparan el carbón para el asado o beben un vaso de vino mirando a los huasos competir en el rodeo.
El parque está en su esplendor. Al menos así lo recuerdan algunos. Ana Casanova tiene 67 años y al menos una vez a la semana recorre parte del parque junto a su perro Rony, que gusta de correr entre los árboles. “Yo he visto esto en todas sus etapas. Antes era muy lindo, daba gusto ver a la gente pasándola bien. Ahora igual vienen, pero no es lo mismo… ¡mire cómo está esto! es una gran lástima”, comenta la  mujer, quien también reclama porque el lugar es usado en las noches por jóvenes para beber alcohol.
Y es precisamente ese rumbo que ha tomado el recinto el que lo está matando, aseguran quienes viven junto al parque. La inconsciencia ecológica de algunos aniquila lentamente el esplendor que tuvo en décadas pasadas cuando aún estaba en manos de la familia Coll y el ingreso al recinto era un privilegio sólo para algunos.
Hoy, gran parte de sus 81 hectáreas han sido destruidas por la mano del hombre, quedando sólo algunos espacios virginales de aquella época, cuando el terreno pertenecía a la familia del reconocido serenense Gabriel Coll Dalmau. Fueron sus hijos, quienes en 1950 donaron parte de los terrenos del parque al Fisco en honor a la memoria de su padre. Fue la voluntad de ellos la de habilitar allí un parque público.
“El gran parque del pueblo se ha transformado en el lugar más inseguro de la ciudad. Los carretes universitarios y las zonas desoladas lo han convertido en el lugar predilecto de los asaltantes”, reclama Ester Sanhueza, vecina del sector Antena.

Reconoce la culpa
“¿Tanto ha cambiado la mente del hombre que hoy no es capaz de proteger su entorno? ¿O es el municipio quien no fórmula políticas de mantención?” Éstas son algunas de las mayores interrogantes que se realizan a diario los canalistas del cauce la Pampa, quienes todas las semanas deben limpiar las canaletas que pasan por el corazón del parque.
“Nosotros estamos conscientes de que los volúmenes del cauce han disminuido, pero creemos que eso no es un impedimento para cuidar nuestra flora. Antes podía­mos ver gran variedad de especies nativas. Ahora sólo vemos algunos arbustos y electrodomésticos”, asegura Carmen Rojas, presidenta del canal la Pampa.
José Manuel Peralta, secretario de planificación del municipio, reconoce  que los esfuerzos que ha realizado la autoridad no han sido suficientes para mantener completamente verdoso el recinto público. “Regar con camiones aljibe las 81 hectáreas, sin duda, que no es suficiente, pero es la forma que tenemos de mitigar los daños que provocan los vecinos, el clima y los propios cambios de la naturaleza”, explicó.
Durante estos últimos 4 años, los principales focos de intervención siempre han estado enfocados en las zonas de camping, sitios donde las familias serenenses se reúnen para celebrar las Fiestas Patrias, pero muy poco en las laderas de los cerros, uno de los centros más contaminados y roídos por los rayos del sol.
“Este año pretendemos invertir cerca de $50 millones en la construcción de sistemas de riego. Con ello, esperamos recuperar algunas áreas que hoy sólo lucen un extenso color amarillo”, adelantó Peralta.

El gran rescate
La idea es recuperar el vergel del Parque Coll. Por eso, desde 2009 se trabaja en un estudio que abordó la problemática del sector y propuso tres áreas de acción: convertirlo en un recinto para la convivencia, ser un bastión ecológico y entregar un nuevo punto de identidad para La Serena.
Todo esto se ejecutará en base a un Plan Maestro que tiene en su eje la construcción de un enorme Jardín Botánico. En total son 835.117 m2 intervenidos: Aparte del jardín, se contempla un invernadero, caminos para seguir un circuito vegetacional, canalizaciones, una ciclovía, iluminación y limpieza general del parque.
“Queremos transformar el parque en un valle en miniatura, para ello construiremos una laguna que permita regar cada uno de los rincones de este jardín”, comenta el secretario de planificación comunal del municipio, José Manuel Peralta.
Pero la iniciativa no será de fácil implementación, porque en total implica invertir más de $6.600 millones. Debido a esa razón se contempla hacerlo en 6 etapas desde el 2012 hasta el 2017.
El primer paso a seguir, es licitar durante los próximos días el diseño de la primera etapa de esta gran cirugía.
La arquitecta que desarrolló el proyecto, María Alejandra Rosati, explica que “hay una gran explanada que se abre a la ciudad, es la máxima expresión del espacio contenido en la quebrada. Contiene los ambientes ecológicos propios de las zonas áridas de Chile y reforzando el eje se acopla el curso de agua, configurando el principal recorrido del parque botánico”.
El jardín contempla una reforestación con una infinidad de especies como tamarugos, chañares, cachiyuyos, retamillas, cuernos de cabra, chamiza, carbonillo, chaguales, lucumillos, suspiros, vautros y varios otros tipos de cáctus.
Dentro de este plan maestro también se incluyen cuatro programas. El primero es el educativo, donde se habilitarán senderos para conocer las variedades de flora, se capacitará a los encargados de mantener el recinto y habrá programas para colegios. El segundo es el programa de empleo, donde se capacitará ahí a personas para que desarrollen oficios relacionados con la jardinería.
Los otros dos son el científico, que aparte del Jardín incorpora investigaciones y difusión científica. Mientras que el otro es la puesta en valor de las zonas de picnic y asados, habilitar baños y agua, implementar un sistema de limpieza, juegos infantiles, entre otras cosas.
Si bien es un megaproyecto, la idea es mantener el estilo agreste del parque, pero mejorando su condición. Por eso, se proyecta que en la ejecución participen instituciones ad hoc como el Inia, la Conaf, el Ceaza y la Universidad de La Serena.
“Nos imaginamos un parque donde la misma gente pueda ser partícipe de su reestructuración. Para ello se destinará un área de cultivo. Ahí los vecinos de los sectores aledaños podrán cosechar”, asegura Peralta, quien precisa que “ahora tenemos aprobada la licitación del diseño de la primera etapa. Esta primera parte incluye la infraestructura más básica de la cons­trucción del jardín”.
Esto implica gastar poco más de $2.600 millones para 220 m2 de faenas. Sin embargo, los amantes del fútbol amateur deberán buscar otro lugar, pues desaparecerán las canchas que se ubican en el extremo oriente del parque Coll. Lo mismo ocurrirá con el canil, que será trasladado a otro punto de La Serena. Sólo la medialuna seguirá recibiendo las actividades del rodeo.

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