General Electric tiene una página de visualización de datos donde se puede ver el consumo eléctrico de algunos artefactos. Es más bonito verla en la página pero de todos modos transcribí los datos en caso de que la borraran:
01. Horno eléctrico - 17.221
02. Central de aire acondicionado - 5000
03. Centrifugadora de ropa - 3.400
04. Horno de cocina - 2.300
05. Lavavajillas - 1.800
06. Secador de pelo - 1.538
07. Cafetera - 1.500
08. Calentador de aire - 1.500
09. Microondas - 1.500
10. Maquina para hacer popcorn - 1.400
11. Mini horno eléctrico de cocina - 1.200
12. Plancha - 1.100
13. Tostador de pan - 1.100
14. Cocina - 1.000
15. Aire acondicionado de habitación - 1.000
16. Aspiradora - 650
17. Calentador de agua - 479
18. Lavadora - 425
19. Maquina de café espresso - 360
20. Deshumidificador - 350
21. TV plasma - 339
22. Juguera - 300
23. Freezer - 273
24. TV Lcd - 213
25. Consola de videojuegos - 195
26. Refrigerador - 188
27. Monitor - 150
28. Televisor común - 150
29. Computador de escritorio - 120
30. Manta eléctrica - 100
31. Mezclador - 100
32. Abrelatas - 100
33. Ventilador portátil - 100
34. Rizador de pelo - 90
35. Ventilador de techo - 75
36. Humidificador - 75
37. Ampolleta común de 60watts - 60
38. Equipo de música - 60
39. Laptop - 50
40. Impresora - 45
41. Grabadora de video digital - 33
42. Acuario - 30
43. Decodificador de tv cable - 20
44. Ampolleta CFL de ahorro equivalente a 60 watts - 18
45. Reproductor de DVD - 17
46. Antena parabólica - 15
47. Reproductor de VHS - 11
48. Radio reloj - 10
49. Parlantes portátiles - 7
50. Router inalámbrico - 7
51. Cargador de teléfono móvil - 4
52. Teléfono inalámbrico - 3
53. Contestador automático - 1
viernes, 28 de enero de 2011
domingo, 23 de enero de 2011
sábado, 22 de enero de 2011
Rescatando al gran pulmón verde de La Serena
Con un mega proyecto de $6 mil millones se pretende revivir uno de los centros de esparcimiento más concurrido por los vecinos serenenses.
Ruth Casanga - La Serena
"Se está muriendo porque no tiene agua y cualquier día va a haber un incendio”. “Cualquier ciudad del mundo quisiera tener un área verde como ésta”.“Existe falta de voluntad política de la administración municipal para protegerlo”.
Éstas son sólo algunas de las frases que reflejan el sentir de cientos de serenenses que lamentan el actual estado de deterioro del “pulmón verde” más importante que tiene la ciudad: El parque Coll.
La abundante flora del recinto se convierte día a día en un árido y estéril terreno, completamente opuesto al vergel que en algún momento fue.
Los tamarugos, quisquitos, cactus y chañares dejan de ser un vestigio de la vegetación nativa de la zona y paulatinamente los desperdicios lanzados por los vecinos de sectores colindantes van ganando terreno.
“En reiteradas oportunidades hemos venido a limpiar el cauce que posee el parque y cada vez son más insólitas las cosas que encontramos. La última vez tuvimos que mover colchones, livings, televisores hasta lavadoras”, cuenta Horacio Tobar, un vecino del sector del canal La Pampa, que corre por ahí.
¿Y el 18?
Corre la década de 1980. Faltan pocos días para celebrar las Fiestas Patrias y decenas de familias serenenses repletan el parque. Los niños hacen travesuras junto al canal, otros juegan a la pelota mientras los más grandes preparan el carbón para el asado o beben un vaso de vino mirando a los huasos competir en el rodeo.
El parque está en su esplendor. Al menos así lo recuerdan algunos. Ana Casanova tiene 67 años y al menos una vez a la semana recorre parte del parque junto a su perro Rony, que gusta de correr entre los árboles. “Yo he visto esto en todas sus etapas. Antes era muy lindo, daba gusto ver a la gente pasándola bien. Ahora igual vienen, pero no es lo mismo… ¡mire cómo está esto! es una gran lástima”, comenta la mujer, quien también reclama porque el lugar es usado en las noches por jóvenes para beber alcohol.
Y es precisamente ese rumbo que ha tomado el recinto el que lo está matando, aseguran quienes viven junto al parque. La inconsciencia ecológica de algunos aniquila lentamente el esplendor que tuvo en décadas pasadas cuando aún estaba en manos de la familia Coll y el ingreso al recinto era un privilegio sólo para algunos.
Hoy, gran parte de sus 81 hectáreas han sido destruidas por la mano del hombre, quedando sólo algunos espacios virginales de aquella época, cuando el terreno pertenecía a la familia del reconocido serenense Gabriel Coll Dalmau. Fueron sus hijos, quienes en 1950 donaron parte de los terrenos del parque al Fisco en honor a la memoria de su padre. Fue la voluntad de ellos la de habilitar allí un parque público.
“El gran parque del pueblo se ha transformado en el lugar más inseguro de la ciudad. Los carretes universitarios y las zonas desoladas lo han convertido en el lugar predilecto de los asaltantes”, reclama Ester Sanhueza, vecina del sector Antena.
Reconoce la culpa
“¿Tanto ha cambiado la mente del hombre que hoy no es capaz de proteger su entorno? ¿O es el municipio quien no fórmula políticas de mantención?” Éstas son algunas de las mayores interrogantes que se realizan a diario los canalistas del cauce la Pampa, quienes todas las semanas deben limpiar las canaletas que pasan por el corazón del parque.
“Nosotros estamos conscientes de que los volúmenes del cauce han disminuido, pero creemos que eso no es un impedimento para cuidar nuestra flora. Antes podíamos ver gran variedad de especies nativas. Ahora sólo vemos algunos arbustos y electrodomésticos”, asegura Carmen Rojas, presidenta del canal la Pampa.
José Manuel Peralta, secretario de planificación del municipio, reconoce que los esfuerzos que ha realizado la autoridad no han sido suficientes para mantener completamente verdoso el recinto público. “Regar con camiones aljibe las 81 hectáreas, sin duda, que no es suficiente, pero es la forma que tenemos de mitigar los daños que provocan los vecinos, el clima y los propios cambios de la naturaleza”, explicó.
Durante estos últimos 4 años, los principales focos de intervención siempre han estado enfocados en las zonas de camping, sitios donde las familias serenenses se reúnen para celebrar las Fiestas Patrias, pero muy poco en las laderas de los cerros, uno de los centros más contaminados y roídos por los rayos del sol.
“Este año pretendemos invertir cerca de $50 millones en la construcción de sistemas de riego. Con ello, esperamos recuperar algunas áreas que hoy sólo lucen un extenso color amarillo”, adelantó Peralta.
El gran rescate
La idea es recuperar el vergel del Parque Coll. Por eso, desde 2009 se trabaja en un estudio que abordó la problemática del sector y propuso tres áreas de acción: convertirlo en un recinto para la convivencia, ser un bastión ecológico y entregar un nuevo punto de identidad para La Serena.
Todo esto se ejecutará en base a un Plan Maestro que tiene en su eje la construcción de un enorme Jardín Botánico. En total son 835.117 m2 intervenidos: Aparte del jardín, se contempla un invernadero, caminos para seguir un circuito vegetacional, canalizaciones, una ciclovía, iluminación y limpieza general del parque.
“Queremos transformar el parque en un valle en miniatura, para ello construiremos una laguna que permita regar cada uno de los rincones de este jardín”, comenta el secretario de planificación comunal del municipio, José Manuel Peralta.
Pero la iniciativa no será de fácil implementación, porque en total implica invertir más de $6.600 millones. Debido a esa razón se contempla hacerlo en 6 etapas desde el 2012 hasta el 2017.
El primer paso a seguir, es licitar durante los próximos días el diseño de la primera etapa de esta gran cirugía.
La arquitecta que desarrolló el proyecto, María Alejandra Rosati, explica que “hay una gran explanada que se abre a la ciudad, es la máxima expresión del espacio contenido en la quebrada. Contiene los ambientes ecológicos propios de las zonas áridas de Chile y reforzando el eje se acopla el curso de agua, configurando el principal recorrido del parque botánico”.
El jardín contempla una reforestación con una infinidad de especies como tamarugos, chañares, cachiyuyos, retamillas, cuernos de cabra, chamiza, carbonillo, chaguales, lucumillos, suspiros, vautros y varios otros tipos de cáctus.
Dentro de este plan maestro también se incluyen cuatro programas. El primero es el educativo, donde se habilitarán senderos para conocer las variedades de flora, se capacitará a los encargados de mantener el recinto y habrá programas para colegios. El segundo es el programa de empleo, donde se capacitará ahí a personas para que desarrollen oficios relacionados con la jardinería.
Los otros dos son el científico, que aparte del Jardín incorpora investigaciones y difusión científica. Mientras que el otro es la puesta en valor de las zonas de picnic y asados, habilitar baños y agua, implementar un sistema de limpieza, juegos infantiles, entre otras cosas.
Si bien es un megaproyecto, la idea es mantener el estilo agreste del parque, pero mejorando su condición. Por eso, se proyecta que en la ejecución participen instituciones ad hoc como el Inia, la Conaf, el Ceaza y la Universidad de La Serena.
“Nos imaginamos un parque donde la misma gente pueda ser partícipe de su reestructuración. Para ello se destinará un área de cultivo. Ahí los vecinos de los sectores aledaños podrán cosechar”, asegura Peralta, quien precisa que “ahora tenemos aprobada la licitación del diseño de la primera etapa. Esta primera parte incluye la infraestructura más básica de la construcción del jardín”.
Esto implica gastar poco más de $2.600 millones para 220 m2 de faenas. Sin embargo, los amantes del fútbol amateur deberán buscar otro lugar, pues desaparecerán las canchas que se ubican en el extremo oriente del parque Coll. Lo mismo ocurrirá con el canil, que será trasladado a otro punto de La Serena. Sólo la medialuna seguirá recibiendo las actividades del rodeo.
domingo, 16 de enero de 2011
El secreto de la Bodega número 2: Dónde está la plata de Stalin
En 1994 un grupo de magnates se reunió en Dubai para conocer, por boca del príncipe Al Aulaqui, el llamado “proyecto John Barry”, un buque de carga hundido al final de la Segunda Guerra Mundial con un valioso tesoro en sus bodegas. Ilustrando las palabras de bienvenida, en una pantalla aparecía una frase atribuida 30 años atrás a Glout Mackinan, el más famoso rescatador de tesoros marinos: “En las profundidades del océano Índico, esperando que el hombre desarrolle la técnica apropiada para su rescate, yace el mayor tesoro de todos los mares...".
En agosto de 1944, el "John Barry" zarpó de Filadelfia rumbo al puerto iraní de Abadán. En su bodega número 3 viajaban 750 cajas de madera con tres millones de riyals de plata, valorados, en 1994, en 15 millones de dólares. El buque nunca alcanzó su destino: fue torpedeado por un submarino alemán y se hundió a cien millas de Omán, a 2.700 metros de profundidad.
Tras la presentación, Martin Bure, uno de los supervivientes del carguero, contó que el torpedo impactó en la bodega número 3, partiendo el barco en dos. También relató que la tripulación original había sido licenciada en Nueva York, donde el barco fue descargado antes de entrar en Filadelfia. Allí se le asignó una nueva tripulación, incluidos seis de agentes del gobierno que vigilaban día y noche la bodega número 2. También habló de las quejas del capitán por tener que concentrar cierta carga inesperada en una sola bodega: un peso extraordinario que obligaba al barco a navegar en condiciones muy poco marineras.
A continuación se leyeron las declaraciones del capitán, muerto veinte años atrás, en las que hacía referencia a 26 millones de dólares en lingotes de plata que el buque transportaba secretamente. En 1944 el valor de las monedas apenas alcanzaba el millón de dólares.
Al Aulaqui contó a los potenciales inversores de su proyecto que, por aquellas fechas, Roosevelt firmó secretamente con los rusos un tratado de cooperación incluyendo una importante cantidad en lingotes de plata para paliar el esfuerzo de guerra de los soviéticos. Para certificar sus palabras, mostró un documento recién desclasificado, confirmando que las bodegas del "John Barry" transportaban 26 millones de dólares en lingotes de plata con un valor, en 1994, de 380 millones.
Monedas brillantes.
Finalmente, en un gesto teatral, arrojó sobre la mesa una moneda de plata rescatada del lecho del océano, dando paso al que presentó como el primer hombre en llegar al "Titanic" después de su hundimiento, el cual contó que un robot submarino había fotografiado al "John Barry" partido en dos a la altura de la bodega número 3. Una fotografía mostraba centenares de monedas brillando entre el barro y otra permitía ver la proa incrustada en el fondo como consecuencia del impacto al caer. El acceso a la bodega número 2, donde se suponían almacenados los lingotes, aparecía cerrado por dos enormes tractores que permanecían sobre la cubierta como guardianes eternos del secreto de la bodega.
Al Aulaqui admitió que sería un rescate complicado por la gran profundidad, y que el alquiler del "Flex-LD", una antigua plataforma petrolífera con capacidad de rescate, ascendía a 30.000 dólares diarios. Además, el monzón haría inútiles cuatro días de trabajo de cada diez. A pesar de todo, los magnates aprobaron un presupuesto de diez millones de dólares. Sólo el valor de los riyals, cuya existencia era segura, convertía la inversión en un negocio rentable.
La primera inmersión se produjo seis meses después, pero tuvieron que trascurrir diez días para que llegaran los primeros frutos. Cuando el "Flex-LD" consiguió aspirar el barro localizado entre los grandes restos del barco y el contenido de la lanza de prospección llegó a bordo, fue como si hubieran ganado el "jackpot" de una máquina tragaperras. Una tras otra, el ingenio arrojó en cubierta un millón y medio de las ansiadas monedas.
Pero no era el premio gordo. En busca de los lingotes de plata se dinamitó la bodega número 2. La visibilidad era tan mala que hubo que esperar dos días a que se sedimentaran los restos y otros dos por culpa del monzón. A bordo del "Flex-LD" se vivieron momentos de mucha agitación. Cuando al fin la lanza iluminó la bodega, encontraron únicamente armas, repuestos de automóviles y camiones militares.
La tensión se apoderó del "Flex-LD". Se dinamitó la bodega número 4, donde las imágenes mostraron unas grúas ocupando el espacio de carga. Quedaba la número 1, pero estaba enterrada en el fango y recuperar su contenido sería largo y costoso. Martin Bure se refirió al tanque de lastre situado bajo esta bodega, que solía llenarse de agua salada para dar estabilidad al barco. Sus dimensiones eran aptas para los supuestos lingotes y además, recordó, antes de cargar en Filadelfia el buque permaneció en Nueva York envuelto en el más estricto de los secretos. En Filadelfia aún se podía sentir el olor a soldadura en las bodegas de proa. Por otra parte, ese compartimento sólo era accesible a través de la bodega número 2, lo que justificaba la vigilancia permanente de dicho espacio.
Pero había otras opiniones. En 1944 los muelles americanos era verdaderos nidos de espías y las operaciones para engañar a los informadores del adversario eran moneda corriente. Alguien insinuó que el "John Barry" pudo haber sido un señuelo para hacer llegar la plata a Stalin a través de otro barco. Tras someterlo al juicio de los inversores, se desestimó la operación. La sentencia de Glout Mackinan seguía vigente y el momento de recuperar el tesoro, si verdaderamente existía, no había llegado todavía.
Los restos del "John Barry" continúan en el fondo del mar y quizás guarden aún los 600 millones de euros en que se calcula hoy el valor de los lingotes. Es demasiada profundidad y, afortunadamente, ahí abajo Neptuno sigue siendo el rey. Es lo que nos permite mantener el secreto de éste y otros muchos misterios del océano.
Publicado en LA RAZÓN.ES (4 abr 2010). Escrito por Luis Mollà.
En agosto de 1944, el "John Barry" zarpó de Filadelfia rumbo al puerto iraní de Abadán. En su bodega número 3 viajaban 750 cajas de madera con tres millones de riyals de plata, valorados, en 1994, en 15 millones de dólares. El buque nunca alcanzó su destino: fue torpedeado por un submarino alemán y se hundió a cien millas de Omán, a 2.700 metros de profundidad.
Tras la presentación, Martin Bure, uno de los supervivientes del carguero, contó que el torpedo impactó en la bodega número 3, partiendo el barco en dos. También relató que la tripulación original había sido licenciada en Nueva York, donde el barco fue descargado antes de entrar en Filadelfia. Allí se le asignó una nueva tripulación, incluidos seis de agentes del gobierno que vigilaban día y noche la bodega número 2. También habló de las quejas del capitán por tener que concentrar cierta carga inesperada en una sola bodega: un peso extraordinario que obligaba al barco a navegar en condiciones muy poco marineras.
A continuación se leyeron las declaraciones del capitán, muerto veinte años atrás, en las que hacía referencia a 26 millones de dólares en lingotes de plata que el buque transportaba secretamente. En 1944 el valor de las monedas apenas alcanzaba el millón de dólares.
Al Aulaqui contó a los potenciales inversores de su proyecto que, por aquellas fechas, Roosevelt firmó secretamente con los rusos un tratado de cooperación incluyendo una importante cantidad en lingotes de plata para paliar el esfuerzo de guerra de los soviéticos. Para certificar sus palabras, mostró un documento recién desclasificado, confirmando que las bodegas del "John Barry" transportaban 26 millones de dólares en lingotes de plata con un valor, en 1994, de 380 millones.
Monedas brillantes.
Finalmente, en un gesto teatral, arrojó sobre la mesa una moneda de plata rescatada del lecho del océano, dando paso al que presentó como el primer hombre en llegar al "Titanic" después de su hundimiento, el cual contó que un robot submarino había fotografiado al "John Barry" partido en dos a la altura de la bodega número 3. Una fotografía mostraba centenares de monedas brillando entre el barro y otra permitía ver la proa incrustada en el fondo como consecuencia del impacto al caer. El acceso a la bodega número 2, donde se suponían almacenados los lingotes, aparecía cerrado por dos enormes tractores que permanecían sobre la cubierta como guardianes eternos del secreto de la bodega.
Al Aulaqui admitió que sería un rescate complicado por la gran profundidad, y que el alquiler del "Flex-LD", una antigua plataforma petrolífera con capacidad de rescate, ascendía a 30.000 dólares diarios. Además, el monzón haría inútiles cuatro días de trabajo de cada diez. A pesar de todo, los magnates aprobaron un presupuesto de diez millones de dólares. Sólo el valor de los riyals, cuya existencia era segura, convertía la inversión en un negocio rentable.
La primera inmersión se produjo seis meses después, pero tuvieron que trascurrir diez días para que llegaran los primeros frutos. Cuando el "Flex-LD" consiguió aspirar el barro localizado entre los grandes restos del barco y el contenido de la lanza de prospección llegó a bordo, fue como si hubieran ganado el "jackpot" de una máquina tragaperras. Una tras otra, el ingenio arrojó en cubierta un millón y medio de las ansiadas monedas.
Pero no era el premio gordo. En busca de los lingotes de plata se dinamitó la bodega número 2. La visibilidad era tan mala que hubo que esperar dos días a que se sedimentaran los restos y otros dos por culpa del monzón. A bordo del "Flex-LD" se vivieron momentos de mucha agitación. Cuando al fin la lanza iluminó la bodega, encontraron únicamente armas, repuestos de automóviles y camiones militares.
La tensión se apoderó del "Flex-LD". Se dinamitó la bodega número 4, donde las imágenes mostraron unas grúas ocupando el espacio de carga. Quedaba la número 1, pero estaba enterrada en el fango y recuperar su contenido sería largo y costoso. Martin Bure se refirió al tanque de lastre situado bajo esta bodega, que solía llenarse de agua salada para dar estabilidad al barco. Sus dimensiones eran aptas para los supuestos lingotes y además, recordó, antes de cargar en Filadelfia el buque permaneció en Nueva York envuelto en el más estricto de los secretos. En Filadelfia aún se podía sentir el olor a soldadura en las bodegas de proa. Por otra parte, ese compartimento sólo era accesible a través de la bodega número 2, lo que justificaba la vigilancia permanente de dicho espacio.
Pero había otras opiniones. En 1944 los muelles americanos era verdaderos nidos de espías y las operaciones para engañar a los informadores del adversario eran moneda corriente. Alguien insinuó que el "John Barry" pudo haber sido un señuelo para hacer llegar la plata a Stalin a través de otro barco. Tras someterlo al juicio de los inversores, se desestimó la operación. La sentencia de Glout Mackinan seguía vigente y el momento de recuperar el tesoro, si verdaderamente existía, no había llegado todavía.
Los restos del "John Barry" continúan en el fondo del mar y quizás guarden aún los 600 millones de euros en que se calcula hoy el valor de los lingotes. Es demasiada profundidad y, afortunadamente, ahí abajo Neptuno sigue siendo el rey. Es lo que nos permite mantener el secreto de éste y otros muchos misterios del océano.
Publicado en LA RAZÓN.ES (4 abr 2010). Escrito por Luis Mollà.
sábado, 8 de enero de 2011
Japon es el paraíso del reciclaje
Japón es el paraíso del reciclaje. Sin duda. Los manuales que las administraciones locales entregan a los vecinos para que éstos separen correctamente las basuras tienen más de 30 páginas, la ropa usada se mete en los contenedores lavada y seca, las botellas se tiran sin etiquetas, los briks, enjuagados, y los electrodomésticos, con el nombre del dueño.
Para contaminar incluso menos, el Gobierno ha retirado del mercado todas las bolsas de basura de color negro, y las ha sustituido por otras semitransparentes que, al incinerarse, lanzan al aire menos toxinas. Eso sí, los cuervos, abundantes en este país, pueden ver el interior de las bolsas y elegir a la carta su alimentación. La consecuencia: se han multiplicado, y ahora las autoridades luchan contra ellos
denodadamente.
Chikako Tezuka, ama de casa y madre de tres hijos, vive en una cara urbanización del centro de la capital del país en la que el conserje se encarga de acabar de clasificar la basura que las familias de estas viviendas generan. Por eso, ella se limita, como el resto de sus vecinos, a hacer lo imprescindible, que en el caso de Japón es separar los desechos combustibles de los no combustibles (metal, cristal…) y poner aparte el papel, las botellas de plástico, las pilas, los vaporizadores, la ropa, los medicamentos y los restos de productos peligrosos, como lejías y detergentes.
Lo habitual, sin embargo, es vivir en un edificio en el que los vecinos se reparten la tarea de ocuparse de comprobar concienzudamente la división adecuada de las basuras, lo que dado el alto grado de civismo de este país —donde nadie quiere destacar respecto a los demás— les obliga a cumplir estrictamente las normas. El resultado es que el 90% clasifica bien sus desechos y los deposita en los días y lugares adecuados.
La tarea no es fácil, ya que la normativa obliga, por ejemplo, a que un simple recipiente de yogur se divida de la siguiente manera: la tapa es combustible, pero el resto, incombustible (recipientes separados). Si es un yogur natural o bio, hay que quitarle el papel que le rodea. Luego, hay que separar las piezas, lavarlas, secarlas y clasificarlas. ¿Y una media de mujer? La normativa es clara: una sola es incinerable, pero un par se considera ropa usada, aunque “únicamente si no tienen carreras y combinan entre sí”. Después, como siempre, hay que lavarlas y secarlas.
Botellas lavadas
Las bolsas donde se guarda la basura tienen también sus propias reglas. En los 23 distritos que integran la capital japonesa las normas son las mismas. Deben ser las reglamentarias y haberse comprado en supermercados o grandes almacenes. Si son diferentes por haberse adquirido en otra jurisdicción, los servicios municipales directamente no las retiran. No obstante, las normas, que varían en su complejidad de distrito a distrito y de prefectura a prefectura, tienen un común denominador: todas exigen lavar las botellas de plástico y cristal, retirar sus etiquetas, enjuagar los bricks de leche, nata o zumos de fruta, así como doblarlos o abrirlos para que ocupen menos lugar.
Los desechos de mayor tamaño (muebles, aparatos electrónicos, bicicletas o PC) deben llevar pegados una etiqueta adhesiva oficial, con datos del usuario para su identificación posterior , por si existe algún tipo de problema en el reciclado.
Si el aparato no lleva esta etiqueta, los camiones de basura de un servicio especial de recogida no retirarán el electrodoméstico. Estos camiones llevan escrito en caracteres de grandes dimensiones la palabra nottainai, que significa “no tirar”. Con ello, las autoridades intentan concienciar a los vecinos, con un gran poder adquisitivo, de que recapaciten y no se desprendan del objeto, que lo regalen o que
lo vendan en el inmenso mercado nacional de segunda mano.
Basura y descuentos
Tokio genera cada día 12.500 toneladas de basura, una cifra inferior a las 14.000 de Nueva York, pero casi el doble que las 7.000 toneladas que produce Londres. En el distrito de Adachi se ha introducido un novedoso sistema de reciclaje que incluye la utilización de una tarjeta con chip. Por cada botella de plástico que entregan los clientes en los supermercados, se consiguen cuatro puntos. Cuando el consumidor logra 1.000 puntos, el establecimiento está obligado a canjeárselos por descuentos. Se trata de un sistema similar al existente en el barrio de Meguro.
En esta ocasión, los puntos se obtienen renunciando a recibir bolsas para transportar la compra. Pero todo tiene una explicación. En Japón, lo normal es que al comprar un artículo éste se empaquete, se envuelva en papel, se le pegue un motivo decorativo y se le introduzca en una bolsa con el nombre del establecimiento, casi siempre de papel, a la que se le adhiere un celo para cerrarla. Todo esto hace que, a veces, el valor del envoltorio sea superior al objeto adquirido. Por ello, las autoridades han pedido a los establecimientos comerciales y a los clientes que simplifiquen este proceso por no ser sostenible.
Los días y horas de la recogida de desechos dependen del área en que se viva y están indicados con carteles situados en las calles. Carteles y basura están cubiertos por unas redes semejantes a las de pesca para evitar que los cuervos abran las bolsas. Normalmente, la basura combustible se retira de dos a tres veces por semana, y la no combustible sólo una. Esto supone que si se come pescado el día erróneo, se deberá soportar el olor de los restos hasta cuatro días en el domicilio.
Fuente.
Articulo original escrito por Gloria Torrijos y publicado en el diario EL PAIS (17 nov. 2007).
Inventos que no tuvieron exito
Balsa personal (1962). Cruzar el lago nunca fue más fácil. |
Boquilla doble (1955). Así evitamos el contagio de microbios. |
Boquilla para fumar bajo la lluvia (1954). ¡Qué genialidad Dios Mío! |
Boquilla para fumarse la cajetilla completa de una sóla vez (1955). Para personas muy ansiosas o extremadamente eficientes en maximizar el tiempo. |
Generador de maullidos para espantar ratones (1963). ¿Sucumbirán ante tal engaño? |
Silla colgante para transportar bebés (1937). Nada mejor para mantener a la familia unida. |
Anteojos con persianas (1950). Para mirar a los demás en la calle sin llamar la atención. |
Horno externo (1966). Extremadamente ahorrativo con la cuenta eléctrica |
Corral colgante (1937). Aire puro y buena vista para bebés extremos que viven en departamentos demasiado chicos con padres demasiados ocupados como para sacarlos a pasear. |
Neumáticos luminosos (1961). ¡Esto si es tunning! |
Mini-televisor (1966). Los fabricantes no se hacen responsables por problemas a la vista. |
Pistas de aterrizaje sobre edificios (1920). Los autos voladores serán habituales en el año 2000...¿O no?. |
Rizador de pelo (1938). No incluye baterias AA. |
Sauna pórtatil (1962). Para llevarlo cómodamene en la cartera y pasar los ratos de ocio en cualquier lugar. |
Sujetador de perro (1940). Mucho más estiloso que una cadena. |
Tabla de surf con motor (1948). ¿Para que mojarse y cansarse nadando? |
Televisor pórtatil (1963). Definitivamente un gadget visionario. |
Fuente: NNM.RU
sábado, 1 de enero de 2011
Opus Angelorum, brazo armado del Opus Dei
Kurt Krenn, obispo de Sankt Pölten, Austria, hizo una defensa pública y a brazo partido de la secreta secta católica, la que según el prelado se ocupa, muy oportunamente por cierto en nuestros días, del importante asunto de los ángeles y los demonios.
El Opus Dei, desde hace ya unas dos décadas que ha venido fortaleciendo un poderoso grupo de operaciones que tiene su sede en Austria: el Opus Angelorum. Aunque esta revelación nos parezca un disparate francamente delirante, nos consta que su manual de trabajo describe minuciosamente unos 300 ángeles y demonios que no sólo luchan entre sí, sino que cada uno cumple funciones bien específicas en el universo. Algunos demonios están encargados, por ejemplo, de grupos étnicos como "los judíos y los gitanos".
También se refiere el mencionado libro de cabecera de los Opus Angelorum a ciertos oficios y profesiones que son calificados como "especialmente sensibles a radiaciones demoníacas", entre ellos figuran en forma destacada los periodistas, los escritores y los publicistas. Agrega el insólito texto que también en el reino animal están particularmente influidos por los demonios "los gatos grises, manchados y negros, las gallinas manchadas y negras, los cerdos, los perros de pelo corto, las ratas, las culebras y las moscas". Todo esto que parece escapado de las profundidades del Medievo es una realidad del siglo XXI, lo que demuestra la inmortalidad de la superchería y el oscurantismo, pese a los evidentes avances de la humanidad hacia la luz del saber, la tolerancia y el conocimiento científico.
Algunos desertores de la secta Opus Angelorum, quienes han huido despavoridos de la misma, afirman que ésta es claramente una organización de la ultraderecha del Opus Dei y que "sus seguidores son presionados síquicamente y el miedo es la herramienta con que manejan a la gente". Se financia con el aporte mensual de sus miembros, pero, principalmente, con dineros donados por algunas empresas, entre las que se encuentra la fábrica de alimentos infantiles más importante de Europa.
Kurt Krenn, obispo de Sankt Pölten, Austria, hizo una defensa pública y a brazo partido de la secreta secta católica Opus Angelorum, la que según el prelado se ocupa, muy oportunamente por cierto en nuestros días, del importante asunto de los ángeles y los demonios. "Hay que darles un espacio para desarrollarse", afirmaría en su momento el desaparecido purpurado.
La secta secreta tiene su centro mundial en la provincia de Tirol y contaría con unos 50 mil seguidores en la república alpina y, según sus líderes, un millón en el mundo.
La secta ha encontrado en el obispo de Innsbruck, Reinhold Stecheir, su mayor y más encarnizado adversario. Stecheir abiertamente prohibió la difusión de sus creencias en la diócesis que encabeza. Y no titubeó un segundo en asegurar que el "Manual del ángel", publicado por esa secta, ayuda a "demonizar" el universo y es un "salto atrás hacia la época de la brujería, irreconciliable con la doctrina cristiana".
El obispo Krenn, quien negaba pertenecer a la misma, apuntaba por su parte que "si la obra es de Dios no se podrá destruir y si no lo es se destruirá sola". Sintomáticamente, la difusión del "Manual del ángel" fue prohibida por la Conferencia Episcopal de la República Federal de Alemania, lo que habla a las claras de lo impresentable de su catadura.
Opus Angelorum cuenta con 50 obispos en el mundo entero, pero la oscura organización se ha negado a divulgar sus nombres, dado que su propósito fundamental es "penetrar secretamente en la Iglesia hasta cambiar su dirección", según afirma Heiner Boberski, el principal investigador del misterioso grupo católico. La olla podrida fue destapada hace unos años tras la presentación de un libro de investigación sobre la secta. En él se hace referencia al "Manual del ángel", que puede definirse como un auténtico diccionario de magia y superstición medieval. Austria se encuentra aún bajo un potente influjo hitlerista. Y es quizás la nación de Europa con mayores niveles de racismo y neonazismo militantes. No es raro pues que este ejército secreto de la Obra de San Josemaría Escrivá de Balaguer, marqués de Peralta, nacida al calor del totalitarismo franquista y difundida en América Latina a la sombra de las peores dictaduras de que se tenga memoria, encuentre su Belén en esa sociedad ultraderechista de los Alpes.
Sabemos que existen en Chile grupos activos de Opus Angelorum, bien cuidados y protegidos, que salmodian su manual cavernario en templos y cenáculos secretos. Hay en Santiago y regiones indicios de su presencia y se sabe de su infiltración en grupos de poder y enclaves autoritarios. Con toda seguridad, uno de esos 50 obispos con que cuenta sea un compatriota nuestro. No olvidemos que el pinochetismo fue el mejor caldo de cultivo para la proliferación de grupúsculos de esta naturaleza, y que el auge del Opus Dei se estableció fuertemente durante el terrible régimen bonapartista que dirigiera el extinto general.
Por Antonio Gil en LaNación.cl (12/09/2010)
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